¿Qué es la ansiedad?

En la complejidad de la condición humana existen emociones y respuestas psicofisiológicas adaptativas que desempeñan un papel esencial en nuestra experiencia diaria.

La ansiedad, un estado emocional que se manifiesta de diversas maneras, por ejemplo, a partir de una sensación de miedo o amenaza, preocupación o malestar, y que nos afecta a todos en algún momento de nuestras vidas, es una de ellas.

Podemos comparar la ansiedad con un radar de alerta temprana. Inicialmente diseñado para detectar amenazas inminentes, funciona como una herramienta de protección esencial. Sin embargo, en ocasiones, este radar puede malinterpretar señales inofensivas y activar la alarma sin motivo real, creando así una suerte de ‘falsas alarmas’ emocionales.

Los síntomas más comunes de la ansiedad incluyen:

  • Nerviosismo, agitación o tensión
  • Irritabilidad (baja tolerancia a la frustración, caracterizada por arrebatos de ira y mal genio)
  • Sensación de peligro inminente
  • Sudoración
  • Temblores
  • Hiperventilación
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Problemas gastrointestinales
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Dificultad para concentrarse o dejar de pensar en la preocupación actual
  • Dificultad para conciliar el sueño

Cuando los síntomas de ansiedad se vuelven persistentes, estos comienzan a ocurrir en momentos inapropiados, y su intensidad y duración interfieren en el desarrollo normal de una actividad. Entonces, se transforman en un “trastorno de ansiedad”, es decir, una enfermedad crónica donde priman el miedo, las preocupaciones excesivas y los trastornos del comportamiento conexos.

Según datos de la OMS, en 2019 301 millones de personas sufrían un trastorno de ansiedad, los cuales suelen comenzar durante la infancia o la adolescencia.